Un buen timonel timonea bien en cualquier condición. Poco importa si está dando la vuelta al perro o compitiendo en una regata de alta exigencia; Siempre lleva el timón a conciencia
Si bien, la navegación de crucero le permite timonear más relajado, charlando o escuchando música, siempre lo hace con eficacia y atención.
Sabe que cualquier descuido puede terminar en una maniobra inesperada.
Logra el buen gobierno del barco garantizando mayor seguridad y placer al navegar
Con poco viento: Delicadeza y precisión
Con vientos flojos, sabe que lo importante es no romper la velocidad
Para ello, maneja la caña con suavidad y evita mover la caña a diestra y siniestra en grandes angulaciones.
Porque sabe que mover la caña representa un mal necesario. Moverla ayuda a ubicar mejor el barco pero también representa un freno hidrodinámico.
Los grandes movimientos de caña, los reserva para momentos muy concretos, como cuando busca, por ejemplo, dar un latigazo para facilitar una virada con poca velocidad.
Es suave y delicado al timón, pero esto no le impide maniobrar las olas.
Simplemente les sigue el ritmo. Esta atento y conectado con el medio. Puede anticipar los movimientos del barco y las pequeñas oscilaciones del viento.
De esta forma sólo le bastan correcciones muy pequeñas para seguir el rumbo.
Con viento sostenido: Tacto, anticipación y algo de fuerza
Aquí, conserva el tacto y la anticipación para mantener la velocidad pero aplica más fuerza para controlar el barco con precisión; sobre todo con vientos de popa donde deberá prevenir bandazos y colocar correctamente el casco en la pendiente de la ola para salir planeando.
Negociar las Olas
Un buen timonel es consciente de que las olas tenderán a sacarlo de rumbo desplazando lateralmente la proa
Su trabajo es tratar de evitarlo, anticipando la ola y llevando el barco lo más controlado posible.
Si deja que la ola gobierne el barco y no él, va a hacer mucho más recorrido, puede perder velocidad, puede embarcar mucha agua, golpear el barco con la ola y en definitiva, no estará timoneando.
Olas en ceñida
En ceñida y con marejada debe evitar ir a los pantocazos porque si la singladura es larga pueden ocasionarse roturas.
También tendrá que evitar que las olas rompan sobre la banda
Si navega en el Río de la Plata sabe que la ola presenta una longitud de onda corta. Entonces, deriva levemente al subir la ola y orzar levemente al bajarla y cuando se llega al seno volver a derivar para acelerar.
Orza y deriva sutilmente y después de unos minutos naturalmente acompaña el movimiento y el barco va haciendo un casi imperceptible zig zag en sincronía con las olas.
El barco irá cortando las olas, no recibirá golpes, no embarcará agua e irá con velocidad.
Es claro que alguna ola romperá, pero tratará que sean las menos posibles haciendo más placentero el timonear
Un buen timonel sabe también que, cuando hay ráfagas y la escora se acentúa bajo la racha, el barco tiende a orzar con mayor fuerza.
En este caso, lo mejor es acompañar al barco porque es inútil intentar evitar que orce. Esto le exigiría un gran esfuerzo en la caña y por lo tanto un frenazo, además de aumentar la escora
Sabe que es más eficaz dejar que el barco orce, incluso lo ayuda metiendo un poquitín de caña a sotavento. Al acompañar el movimiento, puede controlarlo mejor.
En cuanto la vela empieza a desventarse, la escora disminuye y con la caña puede dosificar exactamente el relanzamiento.
Con esto logra que el barco apenas pierda velocidad e incluso gana barlovento sin perjudicar la comodidad de la tripulación.
Olas de través
Al través y al largo, debe evitar que el barco se vaya bruscamente a la orza y al contrario de lo que hace en ceñida, deriva en las rachas para mantener el barco plano.
Sabe que limita la escora con el paño adecuado, poniendo el peso a barlovento y un poco hacia popa y fila escota cuando es necesario.
Pero si de todas formas el barco se va de orza con una escora importante, no entra en pánico:
Sabe que barco se va a acostar, que la pala va a quedar prácticamente en el aire y que así no podrá timonear. Por lo general cuando hay 30 grados de escora ya es tarde.
Tiene que esperar que el barco se enderece y evitar empecinarse en una corrección de la caña. Recién cuando la pala entre en el agua y a medida que se vaya ubicando al viento, bombeará vigorosamente la caña para ayudarlo a derivar, mientras fila las velas al mismo efecto.
Olas de popa
La anticipación y la rapidez son decisivas cuando navega con olas de popa.
Tiene que evitar que el barco se atraviese a la ola. Para lo cual debe anticipar la llegada de la ola y presentarle la popa, no la banda.
Sabe que cuando el barco toma la pendiente de la ola, acelera. En este momento el control de la caña es fácil. Luego, el barco se frena cuando la cresta de la ola lo supera, aquí la caña parece más pesada e imprecisa.
La táctica segura es, cuando el barco pierde velocidad en el seno, orzar un poco, justo lo necesario para dar un poco de apoyo lateral a las velas evitando quedar contra escorado y generando la aceleración suficiente para facilitar el control de la caña.
Luego de esta aceleración orzando, hay que derivar otra vez cuando llega la siguiente ola, para que el casco pueda bajar la pendiente perpendicularmente a la cresta. Y Así sucesivamente…
Es decir, orza un poquito cuando está entrando y luego deriva. Con movimientos moderados evita generar demasiada escora y orzar de manera incontrolable
La medida correcta la percibe en la caña y en la reacción del barco: nota que, tras un momento de vacilación en el seno de la ola, se controla perfectamente la dirección del barco, que no puede salir disparado ni de orzada, ni de arribada.
Cuando hay viento suficiente el timonel disfrutará barrenando las olas cuando las va bajando y navegar a este rumbo será para él una experiencia gratificante.
La posición del timonel
Un buen timonel está siempre bien acomodado. Si está pendiente de su propio equilibrio no podrá concentrarse y notar con precisión los movimientos del barco.
¿Qué posición adoptará en cada caso?
Si timonea con caña, se sienta por delante de ella y la toma desde su extremo formando un ángulo recto entre su brazo y la caña.
De esta forma, su cuerpo no resultará un obstáculo si tiene que orzar o derivar bruscamente
Además, le permite hacer menos esfuerzo, tener mayor sensibilidad y mayor gobierno al aprovechar toda la caña como brazo de palanca.
Es muy importante que el timonel tenga la mejor visibilidad que pueda sobre el agua, hacia la proa y al conjunto de las velas.
Contar con prolongador en la caña es fundamental para la visibilidad y la posición.
El prolongador debe estar en ángulo recto con la caña y tener el largo adecuado para que no tenga que timonear con el brazo muy encogido ni tampoco demasiado extendido, sino en una posición cómoda.
Teniendo esto en cuenta, con vientos leves puede timonear a sotavento si le resulta cómodo. Pero básicamente, es fundamental evitar timonear desde más a popa del extremo de la caña.
En ceñida y escorado se colocará a barlovento. Es importante que tenga los pies bien trabados para no caerse, pero al mismo tiempo debe tener los brazos y el torso lo más relajados posible para no contracturarse y disfrutar timoneando
Con vientos de través, normalmente estará más cómodo en la bañera, llevando la caña sin usar prolongador.
Con viento de popa, le será más práctico colocarse del lado de la botavara
Si timonea con rueda, se colocará a una distancia tal que le permita llevar los brazos en un ángulo relajado, ni muy contraídos, ni muy extendidos
Y en general, si la condición no es muy benigna, le conviene timonear de pie para tener más fuerza y mayor control
Rueda o caña?
En barcos muy pequeños (menos de 10 metros) no es pertinente el timón de rueda y en barcos muy grandes no es pertinente el timón de caña
Aparte de ello, es muy diferente timonear con caña que con rueda.
La caña permite al timonel mayor percepción, le da mayor sensibilidad para timonear, porque es un mecanismo directo al timón que transmite en forma directa cualquier movimiento a la pala.
Con la caña, los movimientos mínimos se transmiten enseguida a la pala.
Consecuentemente, es más exigente, requiere más atención y perdona menos pero, puede resultar más placentero a quien gusta de timonear.
La rueda es un mecanismo complejo, que no llega en forma directa a la pala, sino a través de otros mecanismos.
No transmite con tanta sensibilidad ni requiere de tanta atención de modo que para crucerear más cómodo, la rueda es una buena opción.
Aparte de este criterio, la caña es más económica que la rueda, mucho más liviana, y menos compleja.
La rueda implica un mayor gasto, un mayor peso en popa, y una mayor cantidad de elementos que requieren mantenimiento y recambio.
¿Es usted un buen timonel?
Si usted lo es, habrá logrado observar y sentir las reacciones del barco jugando con los elementos y siguiendo rumbos incluso mientras piensa en otras cosas.
Si es así, lo felicitamos y nos sacamos el sombrero por usted.
Pero si no lo es, no se preocupe está conexión con el viento, el agua y el barco no se aprende en cinco minutos.
Llega con naturalidad a base de pasarse horas a la caña en todo tipo de condiciones.
Lic. Florencia Cattaneo
Campo Embarcaciones
Bróker Náutico
Fuentes: Oliver Le Carrer; El Crucero costero y de Altura
Héctor Campos, Timoneando; Web La recalada