No es habitual entre los amantes de la navegación de crucero abrir un manual de regatas e interiorizarse de sus tácticas y estrategias.
Y sin embargo, el crucerista menos deportivo ganaría mucho si se interesara en estos conceptos.
Porque sin duda, una de las principales preocupaciones del navegante de regatas coincide absolutamente con lo que busca el amante del crucero:
Hacer la ruta más corta y menos lenta posible, minimizando el porcentaje de ceñida.
Sea cual sea el velero, ninguna tripulación se resiste a la idea de emplear una hora menos para recorrer un trayecto.
Un seguimiento de las previsiones meteorológicas –como hacen los regatistas oceánicos- permite saber lo que sucederá no sólo el mismo día, sino también los días siguientes, y así establecer una verdadera estrategia de crucero en función de los vientos probables.
El objetivo es realizar la mayor parte del recorrido con rumbos lo más agradables posibles, a saber, largo y portante.
En ceñida: ¿Cuál es el mejor borde?
Si al ceñir dudamos de qué borde elegir, lo más lógico y sensato es optar por aquel que nos acerque más al objetivo.
Con esta opción, el barco de la izquierda tiene menos posibilidades de equivocarse que el de la derecha.
Además, si elegimos el borde que está más cerca del rumbo directo, ganaremos tiempo si tenemos suerte de que el viento role a nuestro favor.
Pero no todo depende de la suerte, tenemos que intentar anticiparnos a los cambios de la dirección del viento. Para esto, son de mucha utilidad los anuncios del servicio meteorológico.
Con información clara sobre las roladas podremos estar bien ubicados cuando se produzcan.
Por ejemplo, si ceñimos con viento del norte hacia un destino situado justo en el eje del viento y se anuncia un rápido role al noreste, nos felicitaremos de haber dado preferencia al borde amurados a estribor, que nos permite estar al oeste de la ruta y de esta forma acortar el recorrido cuando rola el viento.
Como puede observarse en el gráfico, el barco de la derecha previendo el cambio de dirección de viento opta por navegar hacia la derecha. Así navegará menos que el barco de la izquierda que encontrará viento desfavorable cuando está a punto de virar.
Anticipar y prever una rolada de viento nos invita a hacer primero los bordes malos.
Pero cuidado; esto sólo es válido si lo hacemos en momento correcto.
Para esto, hay que saber valorar las probabilidades de que el cambio de dirección se produzca durante el trayecto.
La mayoría de las personas no detectan las roladas, ni las oscilantes ni las persistentes. Si logramos desarrollar esta percepción los resultados serán espectaculares.
Existen aparatos que las detectan, pero con un simple compás se puede ver que el viento rola. Incluso sin compás, solo viendo el movimiento de otros veleros a nuestra proa.
En el ámbito de la regata, se dice el táctico tiene que ‘sentir el viento’ de forma innata y tener gran capacidad para analizar todos los datos y partes meteorológicos
Acompasando al viento
Cuando el viento va oscilando de un lado para otro de forma más o menos errática debemos aprovechar también la coyuntura
Una forma de ganar tiempo es virar cuando el viento rola a favor o en contra en forma clara.
Debemos adoptar un comportamiento que aproveche cada oscilación del viento para ir ganando barlovento.
El barco de la derecha al no aprovechar los roles del viento para virar y mejorar el rumbo, alarga su camino y se aparta del punto de llegada.
Virar aprovechando las roladas, disminuye mucho la distancia a recorrer pero requiere más esfuerzo físico y eficacia en la maniobra.
Por ello, antes de decidir virar debemos considerar la estabilidad de las oscilaciones ya que si estas son muy rápidas o pequeñas, perderemos más en la maniobra que lo pudiésemos ganar.
Si no nos sentimos seguros y el viento oscila soplando un poco de aquí y un poco de allá, lo importante es definir su dirección media. Si bien esto, no nos permitirá ganancias espectaculares, minimizará el riesgo de error.
Aprovechar los cambios de fuerza
Los cambios de la “fuerza” del viento también merecen la misma anticipación.
Si sabemos de antemano que es más fácil derivar con viento fuerte y orzar con viento flojo, ganaremos mucho si nos colocamos por debajo de nuestra ruta para luego orzar con vientos flojos o si nos ubicarnos por encima de la ruta para derivar con vientos fuertes.
Para optimizar la elección del rumbo en función de la fuerza del viento, es importante considerar las características de nuestro velero y sus potenciales de velocidad de acuerdo a la intensidad del viento y el rumbo.
Protegidos por la tierra
Cuando la orientación del viento lo permite, saber jugar con la protección de la tierra, otorga ventajas considerables con viento fuerte.
Ceñir en agua llana, no sólo es más rápido, sino también mucho más cómodo. Las olas serán menos molestas e incluso se podría por ejemplo, pasar de tener un rizo a tener todo izado en uno de los bordes.
Naturalmente hay tener en cuenta los efectos beneficiosos o perjudiciales de la corriente en función del rumbo.
La navegación defensiva
Se trata de un concepto muy estimado por los navegantes ingleses, que proclama que más importante que saber donde se está es estar seguro de no estar donde no hay que estar.
En otras palabras consiste en definir las zonas prohibidas; acotarlas mediante puntos de referencia (marcaciones a tierra, enfilaciones, línea de sonda, incluso coordenadas GPS…) y dedicarse después, a no rebasar estos límites.
La ventaja consiste en delimitar así muy claramente la zona en juego.
Con esto evitamos tomar una ruta en la cual no estamos muy seguros de poder apartarnos de si las circunstancias así lo exigen.
Se definirá, por ejemplo, que podemos hacer lo que queramos siempre que no veamos la baliza X a más de 12° y que no pasemos a la derecha de la enfilación de los dos cabos rocosos.
En versión electrónica se puede obtener el mismo resultado tomando las coordenadas adecuadas y ayudándose con los rumbos y distancias respecto de un Waypoint.
Para sacar provecho de este método, es necesario que las zonas peligrosas estén cubiertas con holgura (y por tanto los límites tienen que estar por fuera de los peligros, dejando un cierto margen), que los puntos de referencia sean claros y fáciles de seguir, y que todo ello se pueda memorizar con facilidad.
El truco también aquí es hacer lo mismo que los regatistas, que usan un adhesivo blanco pegado en el interior de la cabina. Se puede hacer un gráfico sencillo con delimitación de los sectores, identificación de los puntos de referencia y valor de las marcaciones. En su defecto, una simple hoja de papel puede bastar
Lic. Florencia Cattaneo
Campo Embarcaciones
Bróker náutico
Fuentes: Oliver Le Carrer; El crucero Costero y de Altura
Pag. Web; www.witblits.eu/regatas