En agosto de 1819, el ballenero Essex, un velero de tres palos y 25metros de eslora, sale de Nantucket (Massachussetts).
Al mando de George Pollard, debía realizar una travesía de dos años y medio por aguas balleneras del Pacífico Sur en busca de cachalotes.
Ni el capitán, ni sus 20 tripulantes hubiesen imaginado jamás protagonizar una de las historias más trágicas de supervivencia en alta mar.
La Gran ballena Blanca
El Essex se dirige hacia el sur por el Atlántico. En enero de 1820 logra atravesar el Cabo de Hornos.
La a travesía transcurre con normalidad y frente a las costas de Chile, Pollard y sus hombres capturan varias ballenas que son faenadas dejando una carga de cientos de barriles de aceite.
El 20 de noviembre, a 1.500 millas de las Galápagos, avistan una ballena de gran tamaño, casi tan grande como el barco.
El cachalote se acerca y ronda el buque en forma amenazante.De un momento a otro, toma velocidad y se estrella contra el Essex
La tripulación se zarandea por el impacto, algunos hombres caen al suelo.El piloto intenta maniobrar para alejarse.
La tripulación intenta recomponerse mientras la ballena se aleja unos cien metros y luego, vuelve a embestirlos a gran velocidad.
El Essex con una vía de agua incontrolable zozobra en cuestión de minutos.
Los 20 tripulantes y el capitán abandonan el barco en tres botes con algunas provisiones.
Al finalizar esta historia sólo ocho de los hombres y dos de los botes sobrevivirán; el tercero desaparecerá bajo las olas.
Miedo a los caníbales
El capitán Pollard ordena poner rumbo hacia el oeste en dirección a las Islas Marquesas.
Pero sus oficiales se niegan por miedo a encontrar caníbales en aquellas islas.
La palabra caníbal proviene del término “Caríbal”, nombre con el que se conocía a un pueblo guerrero indígena del Caribe. Los caribes eran conocidos por su costumbre de consumir carne humana
Finalmente, la tripulación convence al capitán y cambian el rumbo hacia el sur en busca de las costas de Perú o Chile
Estiman que el viaje durará 56 días. La travesía comienza bastante bien. Los alimentos aguantan, los hombres mantienen la moral alta y se avanza a buen ritmo.
El 20 de diciembre, llevando ya un mes en los botes, llegan a la isla Henderson y muchos se dan por salvados. Pero a los pocos días caen en la cuenta de que la isla no podrá abastecer de agua y alimentos para todos durante mucho tiempo.
A los 6 días deciden partir y volver a embarcarse.
Tres hombres prefieren quedarse. Nadie se opone ya que habrá más espacio para las provisiones.
Les prometen que cuando lleguen a tierra o los recoja algún barco, mandaran ayuda.
Lo más temido está en nosotros
Zarpan con fuerzas renovadas y el capitán Pollard asume el mando de del primer bote, el oficial Owen Chase asume el mando del segundo, mientras que el segundo oficial dirige a los hombres del tercer bote.
1820 termina, y los botes siguen navegando. El 10 de enero de 1821 muere el primero de los hombres, el oficial Matthew Joy. Como la costumbre indica, su cuerpo es tirado por la borda.
Al día siguiente un pequeño temporal separa el bote de Owen Chase de los otros dos.
Chase y sus cuatro hombres quedan solos en la inmensidad del mar. El 18 de enero muere uno de sus tripulantes, Richard Peterson.
Su cuerpo se lanzó por la borda. El 8 de febrero tras una terrible agonía muere Isaac Cole.
Chase se atrevió entonces a sugerir lo que seguramente todos ya habían pensado:”Para sobrevivir tenemos que comernos a Isaac.”
Los sobrevivientes acordaron que esa era la única posibilidad. Devoraron el cuerpo y su carne duró hasta el 15 de febrero.
Cuando ya toda esperanza parecía perdida, el bote de Chase fue avistado por el mercante inglés Indian. Los tres náufragos fueron rescatados el 18 de febrero.
Misma situación, misma decisión
Mientras tanto, los otros dos botes seguían navegando.
Todos los hombres estaban deshidratados y extenuados. Sufrían frecuentes fiebres, desmayos, amnesia, diarrea, delirios y accesos de violencia.
Muchos recurrieron a beberse su propia orina y todos tendían a comportarse de forma estúpida debido a la poca capacidad de razonar.
Se comieron vivos a algunos peces voladores que saltaron a sus barcas, y también se tragaron algunos percebes que crecían en la quilla.
El 20 de enero muere uno de los hombres. Y al día siguiente se agotan los víveres de ambos botes.
Se enfrentan al mismo dilema que Chase y los suyos… y toman idéntica decisión.
Antes de terminar el mes mueren otros tres marineros. También son consumidos por sus compañeros.
El día 28 los dos botes que hasta el momento se habían mantenido juntos, se separan. Uno de ellos desaparece y nada más se supo de él.
Sacrificarse por los otros
A bordo del último bote se toma la decisión más difícil.
Quedaban cuatro hombres: el capitán Pollard, su sobrino de 17 años Owen Coffin, y los marineros Charles Ramsdell y Brazillai Ray.
Los sobrevivientes deciden echar a la suerte quién se debe sacrificar por el resto.
El elegido en el sorteo es Owen Coffin
El capitán Pollard había tomado al joven bajo su protección antes de embarcarse, y al verlo condenado a muerte lo miró y le dijo:
-Muchacho, si no estás de acuerdo con la suerte que te ha tocado, dispararé al primer hombre que te ponga las manos encima.
Después de dudarlo durante unos instantes, el infeliz muchacho recostó su cabeza en la borda y dijo:
-Este final es tan bueno como cualquier otro-
Y así sortearon quien tenía que ejecutarlo, que acabó siendo Ramsdell, y entre los tres se lo comieron.
Diez días después murió el marinero Ray, que también sirvió de alimento al capitán y al marinero Ramsdell.
El 23 de febrero de 1821, 95 días después del hundimiento del Essex, el barco ballenero Dauphin los encuentra.
Ambos estaban tan mal física y anímicamente que no hicieron ninguna manifestación al ver a sus salvadores . Ni siquiera se movieron cuando el barco se pegó a su costado para recogerlos.
Los botes rescatados de Chase y Pollard llegaron al puerto chileno de Valparaíso con tres semanas de diferencia.
Los primeros días de abril fueron rescatados también los tres hombres que habían quedado en la isla gracias a la información que de ellos dieron los sobrevivientes.
Los tres habían sobrevivido, aunque estaban más muertos que vivos.
Uno nunca sabe…
El canibalismo del Essex , con sus siete cadáveres comidos, fascinó y horrorizó a la sociedad de la época.
El canibalismo es uno de los principales tabúes de la humanidad y la idea de comernos a otra persona nos llena de horror y repugnancia.
La realidad es que la mayoría de nosotros no ha conocido jamás el hambre y la sed más extremas
Jamás hemos llegado al extremo de contemplar seriamente la idea de consumir carne humana para sobrevivir.
En los anales de la historia marítima hay numerosos casos de personas decentes que, al verse al borde de la muerte por inanición, han hecho precisamente eso
Casi todos los sobrevivientes del Essex terminaron escribiendo algún tipo de ensayo sobre su experiencia.
El grumete Nickerson escribió un detallado relato pero el texto se perdió durante un siglo. Un historiador de Nantucket lo recuperó en 1980.
Gracias e este y otros testimonios Nathaniel philbrick publicó aquella terrible aventura en “El Corazón del Mar, La tragedia del Ballenero Essex”.
Sin embargo, la obra más conocida puede que sea “El Desastre del Essex, Hundido por una ballena”, de Owen Chase.
Se dice que su hijo le pasó una copia a un joven marinero llamado Herman Meville en el Pacífico Sur, y así fue como en 1851 nació “Moby Dick.”
El señor Chase tuvo pesadillas recurrentes y dolores de cabeza el resto de su vida, y en su vejez solía esconder comida en el ático de su casa. Por las dudas.
Lic. Florencia Cattaneo
Campo Embarcaciones
Fuentes: Mitos y Leyendas del Mar; Peter D. Jeans
Essex (Ballenero);Wikipedia
La tragedia del Essex;Exapamicron
El desgraciado viaje del ballenero Essex; La cúpula del trueno