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Dilemas de un capitán

by | Relatos de Navegantes

En 1719, luego de haber viajado 4000 millas desde el Golfo de Guinea, el barco pirata “Royal Rover” llega a las costas de Brasil.

Bartolomé Roberts y su tripulación navegaban al acecho de presas desprevenidas, pero todo parecía inútil.

Habían pasado casi 3 meses desde su último premio en África, el fracaso era decepcionante.

La tripulación empezaba a mirar con desconfianza al capitán. Roberts necesitaba un botín, y lo necesitaba pronto.

Desilusionados, deciden abandonar la caza y dirigirse a Bahía de Todos los Santos (Recife Hoy) para hacer escala antes de probar suerte en las Antillas. 

Llegando al amparo de la bahía, el vigía rompe la somnolienta calma tropical:

¡Vela a la vista!

Los hombres se agolparon en cubierta forzando sus ojos en el horizonte. Pero la alegría pronto se convirtió en aprensión.

Vieron la vela, pero pronto apareció otra, luego otra y otra más.

Se trataba de un convoy de 42 barcos mercantes cargados del tesoro portugués que partían hacia Lisboa.

Primero pensaron que este convoy estaba desprotegido, pero luego observaron que dos navíos de guerra de 70 cañones los escoltaban.

Mientras Roberts observaba la flota desde cubierta, supo que se enfrentaba a un momento decisivo en su liderazgo…

Capitán Bartolomé “Black Bart” Roberts

La edad de oro de la piratería estaba en su apogeo y el capitán Howell Dawis había muerto en combate.

Muchos viejos, alertas y vivaces piratas aspiraban al puesto.  Pero fue “Lord” Dennis el primero en hacer uso de la palabra:

“My lords, aprovechemos que estamos en ayunas para hacer nuestra elección, en un hombre valeroso, un navegante capaz, en alguien que pueda protegernos contra las tempestades y contra la Navy ¡Ese hombre es: Roberts!”

Todos aplaudieron y el nuevo capitán Bartolomé Roberts se hizo cargo del mando.

Tenía 37 años, era corpulento, moreno, bien parecido, vestido con casaca y calzón de rico damasco, una espada en la mano, dos pistolas en su tahalí de seda y una pluma roja en el chambergo. ¡Todos los colores vivos del desorden!

La primera vez que se oyó hablar de Roberts fue en 1719. Ejercía el cargo de 3er maestre a bordo de un buque negrero, “la princesse”. Este barco navegaba hacia Guinea cuando frente a la Costa de Oro es atacado por piratas.

Tal como era la costumbre, se les propuso a los prisioneros alistarse como piratas, Roberts fue uno de los primeros en aceptar y rápidamente se destacó por su valor.

El primer acto de Roberts como capitán fue vengar la muerte de Dawis. Atacó una ciudad, la incendió y destruyó su fuerte, y dio orden de hundir los barcos portugueses anclados en el puerto.

Prohibió efectuar ningún saqueo y a los piratas que reclamaban algún botín, replicó: “La venganza pura no debe reportar nada…”

Cambió el nombre del barco, lo llamó, “Royal Rover” y levó anclas desde el golfo de Guinea hacia el Caribe haciendo escala en las costas de Brasil.

Bendición o pesadilla

El convoy ante sus ojos era la respuesta a sus oraciones codiciosas … pero, también podría convertirse en su peor pesadilla.

Roberts Necesitaba un botín con urgencia y estas naves eran las más ricas que jamás vería en su vida. No obstante, los piratas evitaban los combates en inferioridad de condiciones. Preferían vivir y saquear otro día.

Al capitán le preocupaban los dos buques de guerra de 70 cañones, el sólo contaba con 24 en el Royal Rover. Las probabilidades de sobrevivir eran pocas, incluso protegiéndose al costado de cualquiera de los barcos.

La empresa era riesgosa, pero si mostraba poca ambición su cargo peligraba.

En estas circunstancias, Roberts elige actuar con audacia y astucia y ordena navegar rumbo a la bahía para infiltrarse entre los portugueses. Ningún otro capitán hubiera arriesgado tanto…

Decime cual…

“Black Bart” sigue el convoy hacia el norte a discreta distancia. Busca el barco más lento usando el monóculo y observando la cantidad de armas, el tamaño de la tripulación y los cambios de guardia.

Cuando lo encuentra, aumenta la velocidad y cierra distancia con el más rezagado. ¡Ya estaban lanzados!

Mientras se acercan Roberts ordena a sus hombres izar una bandera francesa y esconderse bajo cubierta para dar aspecto de mercante con poca dotación. Los franceses en ese momento eran aliados de los portugueses.

En la cercanía Roberts llama al barco portugués y finge ser un comerciante francés con poco suministro de agua.

El capitán portugués lo invita gentilmente a reabastecerse y cuando el “Royal Rover” se encuentran casi abarloado, los piratas apuntan a la nave portuguesa con todas sus armas, lo abordan y se apoderan del barco.

En este punto, cualquier persona sensata habría estado satisfecha.

Habían robado un barco bajo las narices de dos buques de guerra que se encontraban a buena distancia y podían escapar en forma segura.

Pero, ciertamente la presa y el botín no eran grandes y Roberts, tampoco era una persona sensata. En lugar de navegar con el pequeño barco mercante a remolque, obliga al capitán portugués a subir a bordo del “Royal Rover”.

Lo saluda amablemente y le dice que son caballeros y que sólo quieren saber cuál es la nave más rica de la flota. Si accede, su vida estará a salvo, de lo contrario, su muerte será inmediata.

Enfrentado a estas opciones, el capitán portugués le dice que es la “Sagrada Familia”, una poderosa embarcación con 40 cañones y 150 hombres pertenecientes al vicealmirante de la flota.

Redoblar la apuesta

Sin perder más tiempo Roberts se dirige hacia su nuevo objetivo.

Con la bandera francesa flameando, intenta el mismo engaño y Una vez cerca, invita a bordo al capitán portugués de la Sagrada Familia “para tratar un asunto importante”.

“Irá inmediatamente” contestan los portugueses.

En seguida, los piratas detectan ajetreos y movimientos extraños y rápidamente se hizo evidente que la tripulación de la Sagrada Familia había descubierto el engaño y se preparaba para luchar.

Roberts tenía un nuevo dilema y pocos segundos para tomar una decisión.

Si huía, podía escapar sin ninguna victoria.

Si se quedaba, la lucha podría ser desastrosa para los piratas.

Se enfrentarían a un buque más potente, en el medio de una gran flota hostil y con dos buques de guerra en las inmediaciones.

Finalmente, y con determinación, Roberts ordena disparar su artillería sobre la Sagrada Familia.

Un mar teñido de sangre

La batalla que siguió fue tácticamente típica de los enfrentamientos de la época.

Los piratas habían precargado sus cañones, lo que permitía a Roberts disparar hacia una de las bandas mientras los portugueses todavía no habían cargado los suyos.

Su tripulación se tumbó sobre cubierta para protegerse mientras los mosqueteros apostados en las plataformas de cada uno de los tres mástiles disparaban apuntando al capitán, al timonel y a otros oficiales de la Sagrada Familia, especialmente a los artilleros para reducir la capacidad de fuego de la presa.

El resto de los piratas con armas cargadas con cualquier cosa, desde bolas de hierro sólidas hasta grandes clavos de hierro, ametrallaban atravesando la cubierta principal, destrozando cualquier resistencia armada, sacudiendo la nave en un fuerte aluvión.

Finalmente, usando el humo de los cañones como cobertura, el Royal Rober se coloca en paralelo y la tripulación pirata arroja sus garfios sobre la Sagrada Familia lanzándose al abordaje, blandiendo sus espadas y gritando insultos.

Los piratas rápidamente terminan con cualquiera que haya sobrevivido en cubierta, disparando múltiples pistolas y luego cuerpo a cuerpo con sus machetes. Roberts llevaba cuatro pistolas en una seda colgada sobre sus hombros.

Concluye la lucha y la victoria es para los piratas. Ellos usaban sus mosquetes con gran destreza mientras que los marineros convencionales eran poco hábiles en estas artes.

Con la cubierta segura, los piratas se separan y la mayoría desciende bajo cubierta para sofocar cualquier resistencia, mientras que el resto toma el timón y navega haciendo que la nave capturada vuelva a moverse.

El mar estaba teñido de sangre alrededor de la nave. Pocos barcos mercantes podían resistir la furia de un asalto pirata, y la Sagrada Familia no fue la excepción.

La batalla fue breve, violenta y desigual. Los portugueses sufrieron múltiples bajas y los piratas solo perdieron dos hombres.

En una impresionante muestra de coordinación y habilidad, la tripulación del Royal Rover había logrado todo esto en sólo media hora.

Pero ahora, toda la flota sabía que estaban allí y los navíos lanzaban salvas de aviso e izaban banderines para alertar a los buques de guerra de que se había colado un zorro en el gallinero.

Te espero y vamos juntos…

No había tiempo de disfrutar la victoria, uno de los barcos de guerra se aproximaba hacia ellos y la presa era demasiado lenta como para intentar la huida.

Si querían escapar con el rico y lento mercante, los piratas iban a tener que volver a luchar.

Se prepararon para otra batalla, pero ahora, las probabilidades estaban decididamente en contra…

Sin embargo, el primer navío de guerra portugués, tal vez impresionado por la posibilidad de enfrentarse a dos barcos que juntos lo igualaban en artillería, esperó a que llegara su consorte.

Esta incomprensible acción demoró la llegada de los dos buques y Roberts, ahora al mando tanto del Royal Rover como de la Sagrada Familia, obtuvo la ventaja y el tiempo para huir.

Los buques de guerra intentaron perseguirlos, pero jamás pudieron alcanzarlos.

¡Se habían salvado gracias a la cobardía portuguesa!

Botín y legado

La victoria fue impresionante, pero solo cuando examinaron el botín la hazaña fue perfecta.

La nave portuguesa contenía un rico cargamento de azúcar, tabaco y pieles (Bienes de altísimo valor en los mercados europeos); 90.000 moidores de oro y toda suerte de joyas de un valor incalculable.

Entre ellas había una cruz de oro engarzada con diamantes destinada al rey de Portugal. Joya que Roberts adoptó como prenda personal.

El capitán pirata había partido como de un humilde funcionario y ahora era el más potente y rico de los piratas del Atlántico.

Había demostrado ser buen discípulo de Davis en el uso de la astucia y el subterfugio. Pero también lo había combinado con asombrosa audacia y coraje.

Esta hazaña le otorgó a Roberts la reputación casi supersticiosa de invencibilidad.

Corolario

Eufóricos, pusieron rumbo a las costas de Guayana.

Los hombres descansaron sobre cubierta a la sombra de los toldos colgados de la jarcia, viendo alejarse la costa del noreste de Brasil.

Luego de fumar, beber ponche y bailar la mayoría eligió dormir a cielo abierto.

Cayeron dormidos mirando hacia el cielo en la tropical la noche, escuchando las olas que rompen en proa y las velas ondeando en el viento, mareados por su imposible victoria…

Lic. Florencia Cattaneo

Campo Embarcaciones

Bróker Náutico

Fuentes:

Chris Herde; Black Bart and the Art of Ship’s Capture

Benerson Little; Las tácticas de los Piratas en el Caribe; Revista Desperta Ferro Nro 17; Piratas en el Caribe

J. y F. Gall; El filibusterismo; Bartholomew Roberts o el “Bello Pirata”

Richard Sanders; If a pirate I must be.: The true story of Black Bart. King of the caribbean pirates

Pág. Web. Errantes del Mar; Ataque a la Flota Portuguesa del Tesoro (1719)

Pág. Web Wikipedia.org; Bartholomew Roberts

Pág. Web Pirateadoss.com; Bartholomew Roberts el rey de los piratas