El waratah desapareció con 211 personas a bordo, frente a la costa de Sudáfrica a finales de julio de 1909.
Jamás aparecieron sus cuerpos, los botes salvavidas, ni ningún otro resto de la embarcación.
El Waratah se convirtió en una de las desapariciones más misteriosas.
Otro barco inhundible…
El Waratah era un barco británico dedicado al transporte de carga y de pasajeros.
Estaba recién botado, era muy lujoso, de dos hélices y con calderas a carbón. Su velocidad era de 13 nudos y se decía que era inhundible porque contaba con 8 compartimientos estancos a lo largo del casco.
Fue especialmente construido para realizar el trayecto de Inglaterra a Australia Pasando por el cabo de Buena Esperanza
Había sido bautizado con el nombre aborigen de una flor roja que crece en el este de Australia.
Su segundo y último viaje
El Waratah, al mando del capitán Ilberry, se encontraba en su segundo viaje de ida y vuelta a Australia después de zarpar de Londres en abril de 1909.
A su llegada a Sydney habían desembarcado los pasajeros y se habían cargado unas 6500 toneladas de carga; a continuación se dirigió a Durban, en Sudáfrica, donde realizó una escala para proveerse de carbón.
En Durban ocurrió un incidente curioso. Un ingeniero llamado Claude Sawyer, que había reservado pasaje de Australia a Inglaterra, decidió abandonar el barco.
Desembarcó con todo su equipaje, a pesar de no tener ningún motivo para quedarse en Durban.
Los pasajeros que le vieron descender por la pasarela se tocaban la sien para indicar que Sawyer no estaba muy bien de la cabeza.
Habían oído que el Sr. Saywer abandonaba el viaje por unas pesadillas recurrentes que padecía a bordo.
Noche tras noche se le aparecía en sueños una visión que lo despertaba aterrado.
Sawyer, luego de desembarcar envió un cable a su esposa en Londres diciendo “Pensé que el Waratah era inestable, me bajé en Durban”.
Rumbo a lo desconocido
El Waratah zarpó de Durban en la tarde del 26 de julio de 1909
A la mañana siguiente pasó al Clan MacIntyre, que también navegaba la ruta para Cape Town.
Los dos buques intercambiaron saludos de cortesía por las lámparas de señales.
Las condiciones meteorológicas eran adversas, con vientos huracanados y mar arbolada; sin embargo, El Waratah no escoraba ni parecía tener problemas por el mal tiempo.
Aproximadamente a las 21:30 horas del 27 de julio, el buque Guelph, que iba en dirección contraria hacia Durban, pasó a un buque que se movía cerca de la costa y nuevamente se intercambiaron señales de luz, pero sólo se identificaron las tres letras finales del nombre…T-A-H.
Este fue el último indicio, nadie jamás volvió a ver al Waratah.
La búsqueda
Cuando el Waratah no llegó a Cape Town a la hora señalada nadie se alarmó ya que se presumió que estaba demorado por la tormenta.
Aunque todas las estaciones de búsqueda fueron puestas en alerta, sólo se dio alarma seria tres días después del arribo programado.
Remolcadores de puerto fueron enviados desde Durban y Cape Town para encontrar al buque.
Jamás se ha podido explicar la desaparición del Waratah.
La pregunta más difícil para los expertos era como, un barco de 150 metros, supuestamente inhundible, desaparece durante una tormenta de la cual muchos otros barcos habían sobrevivido.
Que las hay las hay…
Sawyer, cuando se enteró de la desaparición del Waratah, se presentó ante el tribunal investigador y contó lo que había soñado noche tras noche.
En sus sueños estaba apoyado en el pasamano con la mirada fija en el mar. De pronto surgía de entre las olas un caballero medieval a caballo, con la armadura salpicada de sangre, la espada desenvainada en una mano y un trapo empapado de sangre en la otra. El caballero exclamaba repetidamente: “¡El Waratah! ¡El Waratah!, y desaparecía.
Nadie se rió de la historia de Sawyer; a fin de cuentas había sido el único sobreviviente, en circunstancias inexplicables.
Por otra parte, el segundo de a bordo del MacIntyre, C.G. Phillips, un oficial con fama de competente y juicioso, que más tarde quedaría al mando de la flota de la Clan Line, hizo la siguiente declaración:
“Cuando nos pasó el Waratah soplaban vientos huracanados. Unas horas después de haber intercambiado señales con aquel barco, avisté desde el puente un gran velero. Su aparejo tenía un aspecto curioso y anticuado. Mientras lo observaba, noté con asombro que navegaba con facilidad hacia el centro del temporal”.
“No soy un hombre supersticioso, pero conozco las leyendas del mar. El aparejo de aquel extraño velero me hizo pensar enseguida en la leyenda del Holandés Errante (…) Me quedé absorto viendo aquel barco fantasma.
Desapareció en la misma dirección que había tomado el Waratah y tuve la sensación de que era un mal augurio para aquel barco.”
En la segunda mitad del siglo XX, un piloto de las fuerzas aéreas sudafricanas que sobrevolaba el mar cerca de la costa había avistado con toda claridad la silueta de un barco en el fondo.
Se asegura que el piloto “reconoció” los restos del Waratah. No queda muy claro cómo logró esta proeza, considerando que el barco llevaba más de cincuenta años bajo el mar.
Lo cierto es que todos los intentos posteriores de localizar el barco fracasaron.
Posibles explicaciones de un misterio.
Muchos capitanes contaron su experiencia con olas extrañas y “agujeros” en el mar fuera de la costa este de Sudáfrica.
En 1936, el capitán del Rabaul, un vapor de carga de 11.000 toneladas informó que estuvo en una tormenta con vientos huracanados mientras navegaba hacia el sur desde Durban. Una enorme ola rompió su proa, destrozando las tapas de la escotilla delantera y dañando el frente del puente.
Algunos años más tarde, 1964, el capitán del Edinburgh Castle de 28.000 toneladas informó de una inmensa cavidad en el océano que causó que el buque escorara hasta un ángulo de 30 grados.
Este fenómeno del “agujero” en el mar tuvo reconocimiento internacional en 1973, cuando el profesor Mallory determinó que olas anormales extrañas de hasta 20 metros ocurrían en la Costa este de Sudáfrica, en un angosto cinturón entre Richards Bay y Cape Agulhas.
Propuso que una combinación entre la fuerte corriente de Agulhas que pasa por este canal poco profundo, y una severa tormenta de vientos contrarios predominantes del sur pueden producir olas de un tamaño descomunal como para tapar aún a los barcos más grandes.
Este informe fue distribuido a todos los barcos que navegaban por el área y se les informó que debían mantenerse fuera del círculo de 200 millas en estas condiciones meteorológicas.
Bajo esta teoría se cree que el Waratah sufrió un severo impacto por una de estas olas gigantes, causando que las tapas de escotilla colapsaran y se llenaran de agua sus bodegas. Muy probablemente se haya ido hacia el fondo rápidamente sin dar tiempo de sacar los botes salvavidas.
Cualquier resto flotante habría sido llevado rápidamente por la corriente de 4 nudos de Agulhas, no dejando ningún signo del naufragio.
El fenómeno de las olas extrañas ha sido desde entonces la teoría más creíble de la desaparición sorpresiva del waratah.
Lic. Florencia Cattaneo
Campo Embarcaciones
Bróker Náutico
Fuente: Peter D. Jeans; Mitos y Leyendas del Mar