Si no visualiza correctamente este mail, haga

El sorprendente tesoro del Geldermalsen

by | Relatos de Navegantes

El Geldermalsen, un típico navío holandes de las Indias Orientales,  llegó a Cantón (China) en julio de  1751 con un cargamento de estaño y algodón de Yakarta (Batavia).

El Navío, de 5 años de antiguedad, pertenecía a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (VOC) pesaba 1150 tonelas, tenía de 42 metros de eslora y 12 metros de manga.  

Después de haber evitado con éxito un  ataque de piratas frente a la costa de Goa, el Geldermalsen se une en Cantón a los otros barcos de la VOC para embarcar nueva carga.

Deja el cargamento de Yakarta y recibe un cargamento de te, sedas, lacas ,cerca de 200.000 piezas de porcelana y un cofre con 147 piezas de oro.

El 19 de diciembre de 1951, el  Geldermalsen parte a su nuevo destino, Holanda.

Su capitan es Jan Diederik Morel y a bordo lleva 112 personas, en su mayoría holandeses.

¿En ruta?

Es Lunes 3 de enero de 1752,  después de 16 días de navegación, el Geldermalsen navega cerca de los 55 minutos de latitud norte, justo por encima del ecuador.

A  las tres y media de la tarde, el capitán Morel sube al puente. Todo está muy tranquilo, el tiempo es bueno y el viento sopla suave del norte.

Morel  pregunta al contramaestre van Dijk  cual es la hubicación respecto de la isla  Ruyge.  Dijk responde que la isla se encuentra al noroeste de la nave.

Con la isla al Noroeste el capitán concluye que se han pasado de la ruta de Geldria y ordena virar  unos grados al sur.

A las seis de la tarde,  justo antes de que oscurezca, el contramaestre y dos cadetes  suben  al palo mayor. No hay tierra a la vista.

Una hora más tarde,  el contramaestre  Urbano Urbani  trabaja en cubierta con las anclas cuando de repente ve a proa unas intermitencias. 

Urbani  grita –  ¡TIERRA!-   pero ya es demasiado tarde, de inmediato, el Geldermalsen se estrella contra una arrecife.

El capitán Morel con urgencia ordena-¡ Pasar  la  mesana, establecer la mayor y foque a estribor ! El buque vira de sur a este y se las arregla para soltarse del arrecife.

En la confusión,  la maniobra queda incompleta,  la escotadel foque no pasa a estribor, y una vez mas el barco cae hacia el sur y encalla de nuevo.

Debido a este segundo choque,  el mástil principal se cae y el timón se suelta. De un momento a otro el barco tiene 5 metros de agua en su interior.

Sin embargo, el Geldermalsen  se las arregla para soltarse del arrecife por segunda vez. La profundidad es de 45 metros.  Intentan lanzar el fondeo pero fallan.

El buque todavía se mantiene a flote aunque el  agua sigue entrando a raudales por la proa  destruida en el segundo impacto.

Esta muy  oscuro y ya no hay esperanzas.El capitán ordena bajar por la popa  la barcaza y el bote.

A bordo de la barcaza se ubican 22 personas, algunas de ella enfermas.

Con mapas, una brújula, sin agua pero con un barril de galletas, la barcaza se aleja del Geldermalsen.

Bajan el  bote a cargo del contramaestre Van Dijk, pero en el apuro lo dañan y le provocan una via de agua.

Morel no le da mapas o brújulas a los hombres de este segundo bote pero en cambio, les entrega  los papeles de la compañía y dos cajones con  dolares.

Tanto el capitán como la mayoría de los  marineros permanecen  en la popa  y a las doce y media de la noche el Geldermalsen finalmente zozobra.

Deseperados, los miembros de la tripulación saltan por la borda,  pero casi nadie sabe nadar. La barcaza está demasiado lejos. Apenas un puñado de hombres consigue llegar al bote.

Todo esta perdido y los intentos para recoger más marineros son en vano debido a la oscuridad.

Heroes o villanos

A la mañana siguiente nada del buque o de su tripulación ha quedado. En soledad navegan 32 náufragos; otros 80  se hundieron con el barco.

El 7 de enero, 4 diás después del naufragio, llegan  a la costa sudeste de Sumatra.

Allí llenan el barril de bizcochos ya vacío, con agua potable y prosiguen hacia Batavia.

El 10 de enero, después de una semana de dificultades, los dos botes llegan a la isla de Edam.

En Batavia al Contramaestre Christoffel van Dijk, el rango más alto entre los sobrevivientes, no se le da una bienvenida muy cálida.  

Surgen algunas sospechas:

Por qué no se salvaron más hombres? ¿Por qué el capitan a último momento les pasa los papeles de la nave y los dollares pero no el cofre con el oro? Tal vez los sobrevivientes robaron el oro y lo mantienen oculto en alguna parte…

El pueblo quiere saber…

El 17 de enero Christoffel van Dijk y Urbano Urbani son fuertemente cuestionados por la Auditoria General. Una y otra vez les hacen relatar exactamente lo que pasó.

¿Cómo es posible encallar en aguas tan familiarizadas y con tanto tráfico? Las cartas de la zona  son bastante detalladas  y  la ubicación de los arrecifes y los bancos de arena es bien conocida ¿Qué ocurrió exactamente?

Nunca lo sabremos. Quizá fue sólo un simple error de cáculo.  La  latitud calculada fue de 55 minutos latitud norte y durante toda la tarde la profundidad  registrada al lanzar la sonda era de 20 a 25 brazas (45 metros).

Christoffel van Dijk afirma que observa al noroeste de la costa de las isla Ruyge. ¿Tenía el contramaestre suficiente experiencia?

Tal vez fue engañado por el cielo claro y la isla no estaba allí.

Cierto es que, en aquella época, no era fácil determinar con exactitud la distancia recorrida  y si bien los  instrumentos disponibles del siglo XVII permitían  determinar la latitud con bastante precisión, la longitud era mucho más difícil de calcular.

Los informes muestran que ninguno de los miembros de la tripulación sabe exactamente donde se hundió el barco.

Respecto del oro, Christoffel van Dijk declara que él ni siquiera lo vio.  

No obstante, un marinero llamado Arnold cuenta que dos hombres por ordenes de Morel fueron a la cabina y subieron con un pesado cofre, que lo arrastraban sobre cubierta y que seguramente era el oro por lo que pesaba.

Relata también que intentaron  atar la carga con una cuerda.  

A partir de aca ya no se sabe mas nada porque en ese momento el Geldermalsen comienza a volcar y Arnold salta por la borda.

La auditoria de Batavia piensa que esta historia es poco probable y se preguntan en qué medida los testigos están diciendo la verdad.

Además, quedan las sospechas de porqué  los sobrevivientes no hicieron renovados intentos de rescatar  más hombres. Por esto Christoffel Van Dijk es severamente reprendido y se concluye  que la barcaza  ha dejado el Geldermalsen demasiado pronto y esto impidió salvar más vidas.

Cazador de fortunas o Valiente aventurero

Sin mayores esclarecimientos, los registros de estos interrogatorios fueron olvidados en los archivos de las indias Orientales en Holanda.

En 1985 (235 años después) , estos documentos fueron recuperados por  el cazador de tesoros británico Michael Hatcher quien, luego de varios meses de búsqueda, logro localizar  el lugar del naufragio del Geldermalsen.

El pecio se encontraba cubierto por tres pies de limo y coral vivo.

Hatcher logró rescatar de allí más de 150.000 piezas de porcelana y gran parte del oro. 

 La porcelana había sido embalada en cajas de madera dentro una gruesa capa de varios metros de te. De esta forma, el té  se espesó y funcionó como cojín protegiendo la porcelana y separándola del mar.

El Geldermalsen llevaba 203 cofres con con juegos de mesa, tazas y platillos de café, tazas de chocolate y platillos, teteras, lecheras, platos playos, platos de sopa, escupideras, peceras, platos individuales, platos de mantequilla,jarros de cerveza, etc

En cuanto al oro, el Geldermalsen llevaba 147 piezas. Hatcher ha encontrado 125 de ellas.  

Según trasendió, el oro no estaba dentro del pecio, lo encontraron junto a él. Esto concuerda con la historia contada por el marinero Arnold.

Todo el oro es extremadamente puro, alrededor de 20 a 22 quilates, y estampado con sellos de calidad chinos.

 Cuando se escucharon los primeros rumores acerca de la organización de una  subasta para obtener beneficios económicos de lo hallado en el naufragio,  el gobierno chino reclamó su propiedad y pidió repatriar la porcelana por ser su pais de origen.  

Pero ninguna de las leyes internacionales relativas a las operaciones de salvamento marítimo obligaba a devolver el tesoro a China.

Dependiendo de cómo se lo mire,  Michael Hatcher y su equipo pueden ser considerados como  cazadores de fortuna imprudentes que desestiman la importancia de los hallazgos arqueológicos y culturales o ser considerados valientes aventureros que se arriesgan a buscar una aguja en un pajar.

The Nanking Cargo

La subasta llevó seis meses de planificación y se realizó el 28 de abril de 1986 en Cristie´s Amstermam.

Para promocionarla se montó una exitosa campaña de marketing  bajo el título “The Nanking Cargo”.El nombre fue tomado de las subastas del siglo XVIII, que llamaban a la porcelana “Nanking Ware”.

Hatcher mostró fotos y videos de la recuperación del  Geldermalsen .

Se hicieron 400 copias y se enviaron a  distribuidores y salas de subastas de Christie en Londres, Nueva York, Amsterdam y París.

Una importante conferencia de prensa se ​​celebró en Amsterdam con Mike Hatcher  de protagonista junto con una variedad de objetos de la Geldermalsen.

 La máquina publicitaria era extremadamente eficaz. En la semana antes de la subasta 20.000 personas hicieron cola para visitar la sala de ventas de Christie Ámsterdam y ver la “Nanking Cargo”.

A medida que la fecha se acercaba, y se daba a conocer la extensión y la variedad de las 150.000 piezas a subastar, crecía y recrudecía la furia de académicos de Universidades y Museos de Europa contra Hatcher.

Consideraban que el Geldermalsen había sido rescatada con demasiada rapidez poniendo demasiada atención en la carga vendible a expensas de la investigación histórica y arqueológica del sitio.

En oposición a la venta, el Rijksmuseum convocó a una conferencia de prensa para dar a conocer lo que llamó:” La financiación inadecuada en arqueología marítima del Gobierno Holandés”

Pero cuando en esa misma conferencia, Mike Hatcher intentó exponer su punto de vista se le negó la entrada.

Todo este movimiento generaba incertidumbre sobre el éxito de la subasta. Christies estimaba la posible venta en alrededor de U$S 6 millones.

Finalmente, la desaprobación del Rijksmuseum no tuvo efecto y  luego de 5 días de subasta,  el viernes 1º de mayo de 1986, Christie había vendido mas  de 150.000 piezas de porcelana y 125 lingotes de oro por un total de U$S 20 millones.

Lic. Florencia Cattaneo

Campo Embarcaciones

Bróker Náutico

Fuentes: Nigel Pickford; Atlas de Tesoros Hundidos; El Geldermalsen

Blogspot Rahmad marine; Geldermalsen voc vessel

Pag Web bigwavedave; Geldermalsen History

Pag Web oceantreasures.org ; Nick Habermehl; Porcelain and gold bullion from Asia