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En 1809 el buque británico Marquis of Ely llega a Macao, China.

Fondea cerca de una pequeña isla a doce millas del puerto.

El oficial  Richard Glasspoole  desembarca a bordo de un cúter acompañado de 7 marineros armados.  Se dirigen a Macao para cumplir algunos trámites.

A la mañana siguiente, Glasspoole y sus hombres retoman el camino al  buque. Durante el viaje de vuelta el mar se enfurece y una espesa niebla cae sobre ellos.  

Luego de luchar durante gran parte del día comprueban que el barco ya no está. Obligado  por el clima  el  Marquis of Ely  debió levar anclas e izar velas.

La situación era muy desagradable y amenazaba en convertirse en desastre. La noche caía rápidamente y el pequeño cúter no estaba preparado para navegar en mar abierto.

A la deriva, sin provisiones, sin fondeo, ni compás, la tripulación del Cúter es rápidamente empujada a los arrecifes.

No les quedaba más que remar y lo hicieron durante tres días hasta que por fin encontraron una pequeña playa.

Glasspoole y los 7 marineros se disponían a recuperar las fuerzas cuando el piloto desesperadamente grita:

-¡Huyamos, huyamos o estamos perdidos!

_ ¿Qué pasa? ¿ Qué pasa?…

-Allí, mirad…

Glasspoole agudiza la vista y ve tres anchas embarcaciones que acababan de levar anclas e izar velas

-Pero si vienen a ayudarnos, ¡esperémoslos!

-No Señor. Ellos son los piratas de bandera roja. ¡Si nos alcanzan estamos muertos!

Intentaron escapar pero fue en vano. En pocos minutos cayeron prisioneros de Madame Ching.

De prostituta a pirata

Shih Xianggu era una hermosa joven de origen humilde y de infancia muy dura. A los 16 años fue vendida a un  proxeneta que la explotaba en uno de los prostíbulos más famosos de Cantón.

Sobresalía por su inteligencia y belleza y muy pronto se convirtió en la concubina más solicitada de todo el distrito.

De carácter fuerte y gran astusia, compartía la cama con hombres ricos e influyentes. Sabía de confidencias, intrigas y políticas.

Una noche,un hombre entró en el burdel, era Ching Yih, un pirata poderoso de familia con fuerte tradición bandálica. Pidió pasar la noche con ella, y desde ese momento se convirtió en su prostituta favorita.

En 1801, a la edad de 26 años, ching yih le propone matrimonio.

Próspera pareja

Durante seis años, los negocios del pirata crecieron. Ching Yih, quién había comenzado en el mundo de la piratería como capitán de un solo barco, se hizo muy pronto de una flota de 25 naves.

Su esposa había demostrado ser una gran estratega organizando asaltos y una gran relacionista pública.

Shih aprovechando las historias sobre los antepasados de su marido hizo tan grande su figura, tan temible, que consiguió que muchas de las flotas piratas de Cantón, se unieran a la suya, creando una gran coalición.

Para 1804 habían construido la llamada “Flota de la Bandera Roja” que con 600 barcos saqueaban los buques occidentales, chantajeaban a los pescadores e invadían los pueblos de las costas.

La llegada de un tercero

En uno de sus asaltos, secuestran a un joven aldeano llamado Cheung Paou Tse, hijo de un pescador.

El joven muchacho de sólo quince años supo adaptarse bien a su nueva carrera no planificada, y sobresalió rápidamente entre sus compañeros.

Llamó la atención de Ching Yi y algunos rumores dicen que el gobernante pirata tomó al jóven como su protegido y  amante.

A tal punto que Ching Yi adoptó a Cheung Paou y lo convirtió en su heredero legal.

Ching Yi y  Shih no sólo poseían fama, riqueza y dinero.  La flota de Bandera Roja se convirtió en una auténtica potencia naval. 

Pero la suerte se acaba y en 1807 Ching Yi  cae “accidentalmente por la borda”  durante un temporal y muere. Pese a que con toda certeza se trató de un asesinato, jamás se pudo encontrar a los culpables.

La viuda Ching

Tras conocer la noticia de la muerte de Ching Yi, Shih  no permitió que su tristeza hundiera el imperio construído junto a su esposo.

La muchacha prostituta tomó las riendas y comenzó a tejer alianzas para evitar la destrucción de la flota.

Demostró sus dotes como comandante y luego de algunos meses se había garantizado el apoyo de la mayor parte de los capitanes piratas.

Shih sabía que necesitaba un soldado leal a su servicio: un hombre de lealtad suprema capaz de comandar sus ejércitos.

Entonces, se asoció fuertemente con el heredero oficial de Ching yi, Paou.   Está asociación cobró intimidad y se convirtieron también en amantes a pesar de que legalmente Shi era la madre del jóven.

Cheng Paou  mostró ser su más leal servidor y al ocuparse de liderar las tropas, Ching Shih podía dedicarse a los negocios y a la estrategia militar.

Convirtió la organización pirata en un pelotón obediente. Llegó a disponer de más de 2000 barcos y  hasta 80.000 hombres, entre los que también había mujeres, niños, agricultores y espías.

Estos barcos fueron divididos en seis flotas. Cada una de estas flotas tenían un color, rojo, verde, amarillo, violeta y negro y por último la de la serpiente. Cada una de estas flotas estaba mandada por un almirante, que debía rendir cuentas pormenorizadas de sus acciones y del botín obtenido.

Estableció leyes, y también impuestos. Todo comerciante que quería pasar seguro por sus extensos dominios, debía pagarle.

Todo estaba regido por unos reglamentos muy estrictos y detallados.

Estos debían ser cumplidos y si no el infractor debía enfrentarse a durísimas sanciones, la mayoría de las cuales significaba la muerte.

Pronto su nombre se extendió por todos los rincones del mar de China: Madame Ching o Ching Shih, se convertiría en la pirata más famosa del Gigante Asiático.

El destino de Glasspoole

Luego de ser capturados Glasspoole y los siete marineros fueron conducidos ante Cheung Paou Tsai

Paou Tsai los recibió cubierto con un amplio vestido de seda color púrpura.

Los interrogó de manera amenazante:  ¿Quiénes eran? ¿Qué querían? ¿Qué clase de negocio estaban llevando a cabo en el país? ¿Qué participación tenían con el gobierno?

Las respuestas no parecieron ser del agrado de  Ching Shih, quién decidió que aquellos hombres no eran de fiar y por lo tanto debían ser torturados hasta morir…  

El imperio contra Madame Ching

 El gobierno chino, cansado de la situación y la constante humillación a la que estaba siendo sometido, tomó la decisión de erradicar de una vez por todas a los piratas y dar una lucha sin tregua.

Para acabar con ellos, el emperador armó una potente flota al mando del almirante imperial Kuo-Lang. Pero la flota terminó siendo aplastada por los bandidos y el almirante terminó suicidándose.

El emperador estaba irritado con la situación, al parecer resultaba imposible derrotar a Ching por la fuerza. Entonces, decidió que  la mejor estrategia sería matarla de hambre.

Con este objetivo, solicitó que los barcos no zarparan y se mantuvieran anclados en el puerto evitando con esto ser saqueados.

Pero lo que no esperaba el emperador era que  ella contraatacara a través de los afluentes del río Guangdong saqueando ciudades y aldeas, provocando nuevamente su desbordada ira.

Madame Ching era invencible.

Si los hermanos se pelean…

Desde siempre O Po Tae, admirante de la escuadra negra de Ching,  sentía muchos celos de Cheung Paou.

No podía perdonarle su rápido ascenso e intentaba perjudicarlo siempre que podía. Pero por miedo a las represalias de Ching su hostilidad no era manifiesta.

 O Po Tae esperaba el momento oportuno y este momento se hace realidad cuando Paou es sorprendido por una flota imperial y manda a pedir ayuda urgente.

Madame Ching da órdenes para socorrerlo. O Po Tae no desobedece pero se pone en camino muy lentamente, esperando que su rival termine cayendo en manos del enemigo.

Finalmente Paou consigue atravesar el bloqueo imperial y de inmediato se dirige en busca del traidor.

Se suceden reproches que acaban en una encarnizada batalla entre los dos almirantes y sus escuadras. Paou es derrotado y  pierde 16 de sus mejores navíos y 300 hombres.

O Po Tae, ya calmado, supo que  lo que había hecho era  imperdonable, no sólo había debilitado los recursos de Madame Ching sino que también se había enfrentado a su favorito. Eran de esperar los más horribles suplicios.

La única solución posible era somerterse al Emperador, pedir su perdón y ofrecerle la ayuda de sus juncos.

Este ofrecimiento llenó de júbilo al gobierno. ¡No lo podían creer! Se sentían incapaces de reducir al más minúsculo de  los piratas y esta era una excelente ocasión para consolidarse y ganar prestigio.

Obtenido el perdón,  O Po Tae, jefe del escuadrón negro y ocho mil hombres abandonaron a Ching Shih y se unen a las tropas imperiales.

La zorra busca el ala del dragón

Durante algún tiempo Madame Ching y Paou, siguieron con sus depredaciones y se sucedieron muchos enfrentamientos con las tropas del emperador y muchas victorias, pero ya no era lo mismo.

El ascenso del traidor al rango de oficial del emperador rondaba por la cabeza de Ching.

¿Por que no hago lo mismo? O po Tae consiguió que lo perdonen, yo que soy cinco veces más fuerte que él, ¿Porqué no lo podría conseguir?

Enviaron un mensajero secreto a tierra con instrucciones de difundir hábilmente los rumores de la posibilidad de sumisión de la mujer pirata.

Estos rumores no tardaron en llegar a Macao y de inmediato se llevaron a cabo los preparativos para la proclamación de ammistia.

El emperador pudo conversar con los piratas sin derramar una gota de sangre, y en 1810 Ching Shih y Paou Tsai  solicitaron el perdón del imperio chino para ellos y su  tripulación.

José Luis Borges en el Cuento “La viuda Ching, pirata” incluido en su libro Historia Universal de la infamia relata la rendición de Ching Shih.

 “La viuda se afligía y pensaba. Cuando la luna se lleno en el cielo y en el agua rojiza, la historia pareció tocar a su fin. Nadie podía predecir si un ilimitado perdón o si un ilimitado castigo se abatiría sobre la zorra, pero el inevitable fin se acercaba. La viuda comprendió. Arrojó sus dos espadas al río, se arrodilló en un bote y ordenó que la condujeran hasta la nave del comando imperial. Era el atardecer, el cielo estaba lleno de dragones, esta vez amarillos. La viuda murmuraba unas frases: “La zorra busca el ala del dragón”, dijo al subir a bordo”.

Una vez perdonados, Cheung Paou Tsai se convirtió en funcionario del gobierno chino y Ching Shih, más conocida como Madame Ching, se dedico a regentar un burdel y una casa de apuestas hasta el año 1844 cuando falleció a los 69 años.

De esta forma desaparecieron las escuadras mas importantes de los piratas y “La plaga de los Océanos Orientales” fue vencida y expulsada.

Los buques navegaron y volvieron a navegar en los mares con toda tranquilidad. Las orillas fueron de nuevo apacibles y también los ríos. Sin olvidar los cuatro mares.

Lic. Florencia Cattaneo

Campo Embarcaciones

Bróker Náutico

Fuentes:

  • Henry Musnik; Las Mujeres Piratas; Siglo XIX- Mistress Ching, almirantísima de los ladrones
  • Pag Web el pensante; Ching Shih: la más grande pirata de la Historia
  • Pag Web La tribuna.es; Edmundo Fayanás Escuer; La reina de los piratas Ching Shih
  • José Luis Borges; Historia Universal de la infamia; La viuda Ching, Pirata
  • Pag Web Todo Bajo el Cielo; Ching Shih, la pirata china más famosa de Oriente
  • Pag Web Nueva Acrópolis España; Ching Shih: Pirata y Mujer
  • Pag Web La cuarta columna; Madame Ching. La leyenda de la mujer pirata
  • Clara Conliffe; Historia de Asia; Gente terrible de la Historia; Cheung Po Tsai y Ching Shih, pirata Reyes